Paseando por sus calles, repletas de cervecerías de estilo bávaro y restaurantes que sirven una amplia variedad de salchichas con repollo agrio, o contemplando su iglesia principal, cuesta imaginar que el Caribe queda a poco más de 30 kilómetros.

El blanco caserío con gruesas vigas de madera que salpica su verde y montañoso paisaje recuerda más a Alemania o a los Alpes italianos que a nada que uno pudiera asociar a la tropical Venezuela.

QUE HACER EN COLONIA TOVAR

Conocer el pequeño museo del pueblo Donde se exhiben fotografías, documentos de los primeros colonos, muebles y vestimenta de la época. Se trata de un registro de la vida pasada y cómo ella fue evolucionando.

Comprar verduras en el mercado de los fines de semana Es  la mejor forma de entender el carácter agrícola de esta tierra y tener un contacto directo con buena parte de sus habitantes. En este corredor que se arma en los alrededores de la iglesia se venden plantas, flores, verduras, frutas, dulces y todo cuanto se produce.

Probar Embutidos de inspiración alemana Tienes para escoger los ya comerciales de la fábrica Tovar o los artesanales. Su producción propone unos treinta tipos de salchichas, jamones y patés y las rodillas de cochino ahumadas.

Recorrida por el pueblo en rústico Varias empresas prestan el servicio de llevarte por lugares simbólicos y atractivos. Con estos choferes que estacionan sus coloridos vehículos en el centro histórico se pueden hacer travesías para conocer la  primera vivienda construida en el poblado, el lugar de donde parten los parapentes,  una casita sobre el aire ideal para hacerse fotografías,  o llegar hasta los petroglifos que cuentan de la cultura indígena antes de la alemana que llegó a estas tierra, para terminar la visita con la vista de la montaña silenciosa.

Brindar con una cerveza La primera bebida de este tipo en Venezuela se creó en La Colonia Tovar y eso es lo que han querido honrar algunos emprendedores en la actualidad.

 

Y en nuestra recorrida y visita a distintos productores locales, nos llevamos lo más valioso del mundo: amigos. Una familia hermosa que nos recibió con toda su hospitalidad. Tulio, mamá Irma y papá Carlos Misle y el adorable Patrick.

Con su empresa familiar Mussle Wein están dedicados a la elaboración de licores dulces de frutas y comenzaron a cultivar uvas para la producción de vinos tintos.